La historia de la garrafa y el rol social de Coopetel
Históricamente la venta de gas
envasado en envases de 10kg ha sido un muy buen negocio para Coopetel. En este sentido,
si observamos que la gran mayoría de usuarios de garrafas no son asociados de
la cooperativa, y que casi la totalidad de estos usuarios pertenecen a los
sectores populares de El Bolsón y la Comarca Andina, la síntesis inmediata nos
da como resultado que a través de la venta de garrafas, durante tantísimos años,
se ha registrado una constante y fluida transferencia de recursos desde los
sectores bajos, a los sectores medios y altos de nuestra localidad.
Concretamente, mientras la venta de garrafas fue un excelente negocio que
dejaba grandes dividendos, la cooperativa local se capitalizó y creció con los
aporte de los sectores populares de la región.
Ahora bien, cuando el Gobierno
Nacional decidió que el gas envasado dejara de ser un producto pasible de ser
comercializado a un precio desregulado para convertirse en un Servicio Público
básico para la población, permitió que las distribuidoras pudieran acceder a cupos de gas subsidiado
para la implementación del programa “Garrafa para Todos”. El objetivo fue
mantener la rentabilidad para las empresas del sector y permitir que el gas llegara a un precio
accesible a los usuarios. Hoy esta ecuación no ha variado, ya que con los
aportes en efectivo y los cupos de gas subsidiado, sumado al valor que los
usuarios pagan por la garrafa, el costo del gas se encuentra cubierto para cada
una de las empresas. ¿Qué pasa entonces en el ámbito local?, la realidad es que
a Coopetel no le cierran los números de la garrafa, no por una deficiencia en programa
“Garrafa para Todos”, sino por una decisión propia de la cooperativa que
implementó, hace ya varios años, su propio sistema de reparto. De esta manera,
algo que no debió porque considerarse a priori algo negativo, por múltiples razones derivo en mayores
costos de logística desequilibrando la ecuación que terminó por convertir el
“excelente negocio” en un “servicio deficitario”.
Durante la gestión del anterior
Consejo de Administración gradualmente se fueron implementando distintas
medidas tendientes a corregir la situación. La gestión para la constante
ampliación de cupos de gas subsidiado en boca de pozo, la optimización de las
rutas de reparto equilibrando el abastecimiento en los barrios que más dependen
de este servicio, la firma de convenios con comerciantes que se comprometieron
a mantener la garrafa al público a $ 16 conformando la “Red de Comercios Solidarios” y la implementación del programa “la
garrafa a $16 más cerca de tu casa” articulando con el Gobierno Municipal,
fueron algunas de estas acciones llevadas adelante con la premisa de
reivindicar el rol social de la cooperativa, y el compromiso asumido para
garantizar la llegada de la garrafa a los usuarios al Precio Justo. Síntoma de
que las medidas fueron manifestándose como positivas fue el hecho de que
durante el pasado invierno en un mercado equilibrado y bien abastecido al
precio correspondiente, se registraron muy pocos o casi nulos reclamos; siendo
que la gradual mejoría en el recupero por el servicio que la cooperativa presta
se mostró como importante y significativa en el marco de una situación general
positiva, del área gas mediante los acuerdos firmados en línea sur y el balance
anual positivo aprobado por la Asamblea. De esta manera quedó evidenciado que
es posible gestionar una empresa de manera eficiente, valorando el rol social
del sector cooperativo y asumiendo el carácter inclusivo que le corresponde a una
institución de la economía solidaria.
A contramano de estos principios,
y en una actitud meramente mercantilista, las actuales autoridades de Coopetel
han decidido trasladar los costos del déficit operativo directamente a los
usuarios. Aun cuando cada garrafa que sale de la planta de la cooperativa lleva
un precinto que indica el valor de venta al público, estipulado en $16, hoy
lamentablemente Coopetel no asume su rol y genera un mercado liberado en los comercios
donde se registran ventas de hasta $35, y el consiguiente lucro excesivo en
detrimento directo de quienes deberían ser, en definitiva, los beneficiados.
Verdaderos Dirigentes
Cooperativistas, sin olvidarse del equilibrio de los costos del servicio,
accionarían para que la población acceda a la garrafa al precio justo
articulando acciones para optimizar los recursos, disminuir el déficit hasta
hacerlo desaparecer; coordinando con otras instituciones la búsqueda de las
soluciones posibles y poniendo en valor el rol social de la cooperativa. Frente
a estas opciones, que implican trabajo y gestión, las actuales autoridades de
Coopetel han optado por resolverlo de la manera fácil. En tres meses de gestión
ya aumentaron la factura telefónica, la tarifa
de internet; y ahora la garrafa.
En el mejor de los acasos este
invierno no faltará gas, aunque es seguro que quienes puedan pagarlo lo tendrán,
y quienes no lo puedan pagar tendrá que esperar. Quienes más necesitan de este
servicio, aun cuando durante muchos años han contribuido a la posibilidad de
que otros puedan tener teléfono e internet, comprando garrafa tras garrafa, sin
poder acceder a la categoría de asociado e influir en la vida política de Coopetel, hoy se ven nuevamente postergados por la
ausencia de una verdadera vocación cooperativista de las actuales autoridades,
que provenientes del sector comercial utilizan esa misma lógica para los
razonamientos de una instancia más
compleja y comprometida como lo es una institución de la economía social y
solidaria.
Asimismo, el análisis no puede
detenerse ahí, y es preciso hacerlo extensivo
los sectores empresariales de nuestra comunidad. Los valores de solidaridad,
inclusión y justicia social se están viendo opacados por el mercantilismo y la
rentabilidad como única finalidad, y esto indefectiblemente significa un
retroceso, ya que el achicamiento de la posibilidad de acceso masivo al usufructo
de los bienes de servicio implican la vuelta a una sociedad que tiende a
profundizar las brechas de desigualdad y la capacidad de igualación en las
oportunidades; destruyendo el tejido social, generando clases subordinadas y profundizando la segregación.
Es preciso asumir una actitud más
abarcativa de lo que significa la construcción de una sociedad más justa e
igualitaria. Es preciso que desde los sectores más acomodados de la comunidad se
asuma el espacio solidario necesario para el armónico desarrollo de nuestra
localidad. Es preciso que dejemos de instalarnos en los lugares como los que
hoy asume Coopetel. Es imprescindible dejar de mirarse para adentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario